Prólogo

En el proceso de enseñanza/aprendizaje de una segunda lengua existe cierto tipo de actividades que parecen algo denostadas. Tan sencillas y rápidas de montar, todavía respiran entre las manos docentes, aunque se les afee el gesto y se les critique públicamente en plena era posmoderna, poscomunicativa o posmétodo. Precisamente, tanto pos- es lo que nos ha animado a escribir este post.

creatividad

Ahora que tanto se habla de creatividad, nos preguntamos si puede un rellena huecos ser un ejercicio creativo. Stevick (1980: 22) decía que “debemos juzgar la creatividad por lo que el profesor consigue que sus alumnos hagan, no por lo que él hace.” Esto nos recuerda que el aula, como espacio creativo, es siempre un lugar condicionado a que los alumnos sean la parte activa y a que sus acciones de comunicación y de aprendizaje realmente les pertenezca a ellos, que sean capaces de decir lo que realmente quieren decir. ¿Podrá una actividad de rellenar huecos contribuir a que los alumnos hagan y se comporten de manera creativa?

Inconvenientes del rellena huecos

Un rellena huecos como “Juan (comer) patatas”, centrado en el verbo y previsto para ser implementado con cualquier instrucción (transforma en pretérito perfecto, o en indefinido o etc.), podría servirnos para ilustrar algunas limitaciones de este ejercicio.

a.- No sobrepasa el límite oracional.

b.- No es una tarea significativa.

c.- No ofrece libertad de elección al alumno.

d.- Solo sirve para conjugar.

e.- Solo está centrado en la forma y no en el significado.

Jugar con los textos.

A pesar de sus efectos limitantes, los rellena huecos pueden ser útiles. Cumplen una función interesante para el aprendizaje de segundas lenguas. Todos sabemos que nuestro cerebro se entrena y mejora mediante la repetición. Cuantas más veces realizamos una acción, mejor la ejecutamos. Ya, ya sé…repetir no tendría que ser sinónimo de aburrir. Tal vez, los rellena huecos no hagan buen maridaje a priori con conceptos como “innovar en educación” o “revolucionar las aulas”. Pero puede que no sean tampoco una antigualla o un juguete viejo con el que no volver a jugar. Underhill (1989) explicaba con meridiano sentido de la moderación que la innovación, en muchos casos, tampoco consiste en la mera ejecución aparatosa de nuevos procedimientos. A veces, la innovación en educación, la solución creativa, se logra poniendo una nueva luz, sencilla, sobre las actividades de siempre.

Fase 1. Las actividades de siempre desde la deconstrucción del texto

Situados en una etapa en la que el usuario es independiente, B1-B2 según el MCER (2002), pídeles que completen los huecos de las frases que vienen a continuación, conjugando el infinitivo en pretérito indefinido o imperfecto, y en la persona gramatical que consideren.

1.- Veinte años después, mi hermano Eloy (sacar) agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.

2.- (Ser) una de esas tragedias familiares que sólo se alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.

3.- Mi hermano Alberto (caer) al pozo cuando (tener) cinco años.

4.- En el caldero (descubrir) una pequeña botella con un papel en su interior.

Objetivo pedagógico:

  1. Fortalecer el sentido afectivo de seguridad (“Sé lo que tengo que hacer”). Partir de las “actividades de siempre” puede contribuir a comenzar por lo que el alumno ya conoce o espera, por su zona de confort.
  2. Comprobar qué sabe de ese aprendizaje ya adquirido sobre la conjugación del verbo en pasado.
  3. Hacerles realizar hipótesis involuntariamente y, por tanto, construir una trampa pedagógica que se despejará en la siguiente fase con la reconstrucción del texto.

Fase 2. Más allá de la frase. La reconstrucción del texto

Al hacer la puesta en común de la fase 1, el profesor ya advierte que la actividad de rellenar huecos adolece también, en algunos casos, de otro inconveniente: puede ofrecer varias soluciones posibles e igualmente “correctas”. Bueno, ¿pero por qué detenernos en el inconveniente si le podemos sacar provecho? Pídeles que ordenen esas frases hasta reconstruir el texto que juntas forman y, a la vez, indíqueles que pueden cambiar la elección temporal que hicieron en la fase 1 así como ajustar la persona gramatical en que conjugaron aquellos infinitivos.

Objetivo pedagógico:

  1. Hacerles pensar. Darles la oportunidad de buscar el sentido que tienen las formas gramaticales del verbo en la acción de reconstruir un texto con coherencia.
  2. Educarlos en la importancia de elaborar hipótesis y autocorregirnos, para fortalecer así su sentido afectivo de la confianza. Ese sentido afectivo que nos recuerda que las propias palabras son un laboratorio, un lugar de ensayo en el que “ningún error es solo error”.

Fase 3. La solución creativa

Una vez que los alumnos han trabajado sobre la reconstrucción del texto, ofréceles el texto original de Luis Mateo Díez, titulado “El pozo”. Pero, elimina la última frase porque esa frase es la sustancia para la fase 4 e invalidaría la solución creativa.

Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en su interior”

Dejar que sea el propio texto real lo que haga de modelo para el feedback es otra manera indirecta de potenciar el rol de docente como facilitador. Resueltas las dudas mediante la negociación con los alumnos, es el momento de iniciar la solución creativa (“dejar que los alumnos hagan”). Para ello, pídeles que centren su atención en la última frase. La instrucción es sencilla: que imaginen y escriban en un trozo de papel el mensaje que había escrito en el interior de esa botella. Indíqueles que pueden escribir lo primero que se les ocurra. Que son libres.

Objetivo pedagógico:

  1. Animarles a construir una solución creativa: crear un final al relato sin que ellos lo sepan.
  2. Favorecer el sentido afectivo de pertenencia, “lo que escribo me pertenece”.

Fase 4. El debate

 Las soluciones aportadas por los alumnos se comparten en clase. Es posible que ese sentido afectivo de pertenencia (“lo que hago me pertenece”) sea la mayor evidencia de logro y, por tanto, de fuerza motivacional en el aula. La aportación de una frase es una solución creativa, porque ser creativos no es ni mucho menos ser genios literarios. En el aprendizaje de segundas lenguas es más que probable que la creatividad consista en ser simple y obstinadamente uno mismo a la hora de comunicarse.

Por último, desvélales la última frase del texto: “Éste es un mundo como otro cualquiera, decía el mensaje”. Con esta frase podrás abrir un debate sobre cuál fue la intención del autor en la confección de este relato y también realizar una votación sobre qué solución final les ha gustado más, si la del autor o la de algún compañero. Así, estaremos introduciendo también ese concepto de la semiótica por el cual el lector es el co-autor del texto, pudiéndolo dotar, en última instancia, de un sentido que le es propio, del que es dueño y legítimo propietario.

Conclusión

Hay veces en que nada es lo que parece en el proceso de enseñanza/aprendizaje de una L2. Hay veces en que lo importante no es el qué sino el cómo. Hay veces en que, tal vez, un rellena huecos sí puede ofrecer una solución creativa. No sé…, ¿qué piensas tú?

Bibliografía consultada

Stevick, E. 1980.Teaching Languages: A Way and Ways. Boston, MA: Heinle & Heinle.

Underhill, A. 1989. Process in humanistic education, ELT Journal. 43(4), 250-260.