Se acercó al final de la clase. Sigilosa esperó a que la profesora terminara de desconectar la mesa tecnológica y el proyector. Entonces la miró a los ojos y dijo “Gracias, me ha encantado su clase. Es lo que necesitaba hoy”. Dio media vuelta y se marchó dejando detrás de ella a una profesora sonriente y pensativa. La docencia es una excelente oportunidad de crear bienestar en el aula. Desconocemos las circunstancias de nuestro alumnado y a veces la huella docente va más allá de los contenidos.
Ciertamente, las emociones positivas y negativas provocan diferentes tipos de acciones. Mientras que las negativas paralizan, las emociones positivas como la alegría, el interés, la satisfacción, el orgullo y el amor o el afecto, pueden “provocar cambios principalmente en la actividad cognitiva” (Fredrickson, 2000: 4). Y aún más, según Fredrickson (2003), las emociones positivas tienen el efecto de deshacer las emociones negativas.
¿Cuál es la emoción negativa más frecuente en el aula de lenguas extranjeras? Sin lugar a dudas, la ansiedad (Rubio, 2004), tanto del alumnado como del profesorado. El miedo a no ser capaz de pronunciar adecuadamente o el miedo de comunicar ideas incompletas en un vehículo lingüístico inmaduro, por poner un ejemplo. O simplemente, el miedo del docente a que el alumnado no esté interesado en su docencia. Crear un clima de aula reduciendo esos filtros negativos, provocar unas condiciones de aprendizaje que aumenten el deseo de comunicarse del alumnado incluso a sabiendas que su participación pueda no ser perfecta (Díaz Pinto, 2006), no es tarea fácil.
Barrett y Bond (2014) indican que se puede crear más fácilmente un ambiente positivo de aula si los docentes tienen en cuenta las “5 Ces del desarrollo positivo de la juventud” que incluyen:
- la Competencia del alumnado (social, académico, cognitivo y profesional)
- la Confianza (su sentido de autoestima y autoeficacia)
- la Conexión (enlaces positivos con personas y lugares, sensación de pertenencia)
- el Carácter (integridad y enfoque moral y respeto de las normas sociales y culturales)
- y el Cuidado (valores humanos, simpatía, empatía y justicia social)
Según Schumann (1999), la motivación del estudiante depende de sus valoraciones de las tareas a las que se enfrenta: es decir, según la tarea sea novedosa (pero también algo familiar), según el agrado que produzca, según la adecuación de la tarea a los intereses del alumnado y a sus objetivos (el que comprendan para qué sirve), según su capacidad de afrontamiento, según la compatibilidad con sus normas socio-culturales o según el respeto por su autoimagen que conlleven.
La imagen anterior ilustra nuestra interpretación de cómo las 5 Ces conectan con las 5 emociones positivas. Situamos en el centro de la figura el afecto y la conexión que dan lugar a la sensación de pertenencia a un grupo. El aula ha sido descrita como una comunidad, como una mini-sociedad en la que el alumnado ha de aprender a conocerse y cómo relacionarse. De hecho, Murphey, Prober, y Gonzáles (2010) defienden que la pertenencia emocional precede el aprendizaje. Esa pertenencia depende de la interacción y participación del alumnado, pero para ello ha de sentirse interesado, capaz, aceptado, satisfecho con lo que está haciendo o logrando, sin que las tareas transgredan sus normas sociales y éticas.
La docencia puede producir bienestar, es decir, alegría, interés, satisfacción, orgullo y deseo de pertenecer a esa aula…funciona entonces como un boomerang, el alumnado se siente empoderado y empodera a su vez al docente.
Rubio Alcalá, F. D. (2004). La ansiedad en el aprendizaje de idiomas. Huelva Servicio de Publicaciones, Universidad.
Barrett, M. S., & Bond, N. (2014). Connecting through music: The contribution of a music programme to fostering positive youth development. Research Studies in Music Education. doi:10.1177/1321103X14560320
Díaz Pinto, E. R. (2006). Estudio sobre las inteligencias inter-e intrapersonales como instrumentos de desarrollo de la disposición a comunicarse en el aula de inglés. Tesis doctoral, Universidad de Huelva
Fredrickson, B. L. (2000). Cultivating positive emotions to optimize health and well-being. Prevention & Treatment, 3(1). doi:10.1037//1522-3736.3.1.31a
Fredrickson, B. L. (2003). The value of positive emotions. American Scientist, 91, 330–335. doi:10.1511/2003.4.330
Murphey, T.; Prober, J. & González, K. (2010) Emotional Belonging Precedes Learning em A.M.F. Barcelos & H.S. Coelho (Eds.). Emoções, reflexões e (trans)formações de professores eformadores de línguas [Emotions, reflections, and (trans)formations of language teachers and teacher educators]. Campinas, Sao Paulo: Pontes Publishers
Schumann, J. H. (1999). A neurobiological perspective on affect and methodology in second language learning.in Arnold, J. (ed.) Affect in language learning. Cambridge: Cambridge University Press