Post de Yara de Benito, Universidad de Huelva (España)
MÚSICA y MOTIVACIÓN invadieron la experiencia vivida en la clase de Jesús Osuna el pasado viernes 9 de marzo.
Un baile de notas que salía de su guitarra, daba el pistoletazo de salida a una admirable exhibición con la que ‘el profe de música’, consiguió mantenernos expectantes y acabar admirando su trabajo y el de todas las personas que forman parte de la Fundación Barenboim-Said y su Proyecto EMI. “Hacia la música a través de la música” es como los integrantes de dicho proyecto definen la innovadora labor que llevan a cabo actualmente en colegios públicos de tres provincias andaluzas. Su objetivo es introducir el área de música en las aulas de Infantil, siendo ésta la herramienta para el aprendizaje que permita llegar a entender el lenguaje. Estudios como el de Ehrlin y Gustavsson (2015) coinciden con las premisas de la Fundación, poniendo de manifiesto la gran trascendencia de la música como “herramienta para trabajar la estimulación del lenguaje, las matemáticas, las habilidades motoras o para llevar diferentes elementos culturales a las aulas de preescolar” (p.37). De esta forma, y a través del uso de instrumentos y conciertos didácticos, los profesores consiguen hacer “chispear” a sus alumnos creando mundos llenos de imaginación y fantasía que abren nuevos espacios de aprendizaje. En estas sesiones diarias de media hora, los alumnos y alumnas juegan, experimentan y descubren, en definitiva…APRENDEN. En palabras de Díaz, Bopp y Gamba (2014, p.102): “La música además de ser una expresión artística, puede ser utilizada como recurso pedagógico que favorezca el desarrollo intelectual, motriz y de lenguaje en los niños y las niñas en edad preescolar, a través del fortalecimiento de procesos cognitivos como la memoria, la atención, la percepción y la motivación.”
Enlazando estas afirmaciones con un componente esencial en el aprendizaje: el juego, Jesús afirmaba la importancia de jugar con la música, de tal forma que a través de ese entretenimiento, los niños y niñas sean capaces de crear historias; estableciendo así una frontera entre realidad y ficción. De esta manera, fijan convenciones que aíslan el mundo imaginado en la música, sin importar el idioma que se esté utilizando. Van aprendiendo cómo se cuenta, creando ‘rituales’ que les van a enseñar cómo comportarse en el medio social y natural. A partir de estas clases, los niños y niñas comienzan a experimentar la escucha activa, una habilidad cuyo fin último es la comprensión.
Uno de los papeles importantes que Jesús destacó en su ponencia, fue el rol del docente. Creatividad, improvisación y exigencia, son los tres pilares fundamentales que, parafraseando a Osuna, “consiguen hacer del maestro quien de verdad es”. Todo profesor y profesora tiene la responsabilidad de trabajar con personas, de guiarles en la adquisición de valores y en el desarrollo de destrezas, capacidades y habilidades que permitan al alumno experimentar un aprendizaje holístico. Y esto es precisamente lo que Jesús y sus compañeros consiguen a través de la música: UNIRNOS. No obstante, en su parte más práctica, como requisito esencial que facilitaría y ayudaría al profesorado de música y segundas lenguas en el conocimiento de las habilidades auditivas y lingüísticas de los alumnos, cabe destacar una de las conclusiones obtenida a partir de los resultados alcanzados en la investigación de Toscano-Fuentes y Fonseca-Mora (2012):
“El profesorado de lenguas extranjeras debería tener a su alcance pruebas de fácil aplicación para conocer las habilidades auditivas, lingüísticas y de memoria verbal de su alumnado, es decir, herramientas de diagnóstico que le permitan plantear programas de intervención educativa adecuados si el estudiante no es capaz de discriminar los sonidos de la nueva lengua o de almacenar el input auditivo que se incorpora en las sesiones, de procesar adecuadamente las actividades gramaticales o si necesita estrategias de aprendizaje basadas en tareas específicas que favorezcan la memoria verbal” (p.210).
De esta forma, resultaría más sencillo progresar en el aprendizaje de lenguas extranjeras a través de la música y sus cualidades, estableciendo además una unión tridimensional: alumno-música-segunda lengua. Si bien, este es el rol que juega la música en el aula, “el de afectar las emociones del alumnado, a la vez de ser una forma de promover la conexión afectiva-social entre ellos y la cognitiva con la lengua meta” (Fonseca-Mora, Villamarín y Grao, 2015, p.37). Todo ello, posibilitaría el acercamiento a nuevos métodos pedagógicos, estrategias didácticas y formas de enseñar que podrían revolucionar el terreno de la innovación educativa.
Como conclusión final, me gustaría destacar la magia de la música en todos los ámbitos de nuestra vida: nos ayuda a conocernos a nosotros mismos; nos sentimos identificados con la letra, con los ritmos, incluso con los silencios; aprendemos nuevas palabras, idiomas, culturas; nos ayuda a ser creativos, a estar entretenidos, a improvisar, a cantar, a bailar; a emocionarnos, a reírnos, a llorar…a no sentirnos solos, a imaginar, ‘ella’ nos lleva de la mano; y consentimos su transporte. Considero imprescindible, de vez en cuando, realizar una mirada introspectiva y pensar en todo aquello que la música aporta a nuestra forma de ser.
La música da alma al universo, alas a la mente,
vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y
vida y alegría a todas las cosas.
Platón
Referencias
Díaz, M., Bopp, R. y Gamba, W. (2014). Music as a Pedagogic Resource in the Pre-school Age. Imágenes de investigación, 13, 102-108.
Ehrlin, A. y Gustavsson, H. O. (2015). The Importance of Music in Preschool Education. Australian Journal of Teacher Education, 40, 32-42.
Fonseca-Mora, M. C., Villamarín, J. y Grao, L. (2015). Música y emociones para el aprendizaje de lenguas. Mosaico: Revista para la promoción y apoyo a la enseñanza del español, 33, 37-46.
Toscano-Fuentes, C. y Fonseca-Mora, M. C. (2012). La música como herramienta facilitadora del aprendizaje del inglés como lengua extranjera. Teoría de la Educación, 24, nº2, 197-213.