Todos los meses el centro de enseñanza de inglés Helen Doron de Huelva acerca la lengua extranjera a todo aquel que quiera acercarse a escuchar un cuento. Se trata de sus “Storytelling events” en los que pequeños y mayores disfrutan escuchando, leyendo e interactuando con la cuentacuentos. Uno de los miembros de nuestro equipo, Analí Fernández, participa con entusiasmo en estos eventos, pues está fuera duda que contar cuentos es mucho más que una actividad divertida.
Sabemos que contar historias es la mejor forma de llegar a la audiencia, de que nuestro mensaje sea comprendido, de despertar la empatía en el otro. Contar historias es una excelente forma de transmitir conocimientos, valores, actitudes; así como de despertar sensaciones. En el aprendizaje de lenguas extranjeras, contar historias es un valioso recurso de ilimitadas posibilidades. Pero si además de contar la historia, podemos acompañarla de la letra escrita, los beneficios son innumerables, independientemente de la edad de nuestra audiencia.
La lectura en voz alta desde edades tempranas tiene beneficios cognitivos, lingüísticos, sociales y afectivos. No solo permite tener acceso a conocimientos que en otros contextos serían inaccesibles para los más pequeños, sino que a nivel lingüístico ayuda a desarrollar las destrezas prelectoras necesarias para convertirse en un buen lector. La lectura compartida permite que el niño conozca el sentido de la lectura y de los libros, despierta su conciencia de lo impreso, de cómo se ha de coger un libro, cómo se siguen las palabras impresas. Se desarrolla también la conciencia fonológica, la habilidad para reconocer y jugar con los sonidos de las palabras, por ejemplo, a través de la rima o la aliteración (Fonseca-Mora y Martín-Pulido, 2015). La lectura en voz alta permite que el aprendiz sea consciente de que las palabras escritas representan sonidos, de forma que el futuro lector va estableciendo relaciones entre el lenguaje oral y el escrito, a la vez que va enriqueciendo su vocabulario. Ambos aspectos esenciales para un buen desarrollo lector.
La lectura tiene además una importante función socializadora. Es el medio de conectar con la comunidad a la que se pertenece, así como una fuente de conocimiento y transmisión cultural (Petersson, Ingvar, & Reis, 2009) tanto de la cultura propia como de aquella a la que queremos acercarnos. Pero más importante aún es el aspecto afectivo de la lectura. Como afirma Morais (1998) desde edades tempranas “el niño descubre el universo de la lectura por la voz, llena de entonación y de significado” (p. 150-151). Estos momentos de lectura se convierten en experiencias placenteras. Más aún, la calidad social y afectiva de la interacción que se produce durante la lectura conjunta es uno de los elementos más importantes a la hora de predecir la motivación de los niños hacia la lectura (Sonnenschein & Munsterman, 2002), clave para el posterior desarrollo de la destreza lectora.
-·-·-·-·-·-·-
No podemos ignorar que las tecnologías ofrecen nuevas posibilidades y enriquecen aún más el proceso lector, pero eso lo trataremos en otro post. De momento, en el siguiente enlace podéis acceder a una experiencia en la que estudiantes universitarios se convierten en creadores de cuentos digitales para jóvenes aprendices.
Fernandez & Toscano (2011) “The Enhancement of Content and Language Learning through Project Work: Integrating Storytelling and Polimedia”.