Hoy me han dado la triste noticia de tu fallecimiento. La muerte, aún después de una vida larga y plena como la tuya, siempre nos sorprende. Recuerdo perfectamente el día que te conocí hace ya más cerca de treinta años. Siendo tú Director del Departamento de Lengua Inglesa de la Universidad de Sevilla, habíais organizado un curso sobre “Reading” en la UNED de Huelva. Mi querida amiga y colega, la Dra. Jane Arnold, estaba al frente de esa iniciativa y me contactó por indicación tuya para que ayudara en la organización del evento. Desde entonces conservo su hermosa amistad, un verdadero regalo del cielo.
En aquel encuentro te pregunté que si no habría alguna posibilidad de que hubiera estudios de Filología Inglesa aquí en Huelva. Recuerdo tu sonrisa y me impactó tu respuesta franca e ilusionada “¿Sabes que a lo mejor sí es posible?” y lo hiciste, ayudaste a la creación de la titulación de Filología Inglesa en una recién nacida Universidad de Huelva.
De tu docencia conocí lo que es la pragmática y el poder de la palabra, y nos enseñaste en aquellos cursos de doctorado lo que era tu tema pasión: Blanco White. Fuiste pionero y promotor de muchas buenas iniciativas que aún perduran y que siguen creciendo. Pero quizás, lo que más me impactó de ti fue algo mucho más simple: creíste en mí, al igual que habías creído en muchos otros colegas nuestros.
Y me animabas a seguir luchando en el mundo académico … a lo largo de todos estos años siempre me acompañaste cuando te pedía venir a nuestra universidad, tanto para temas filológicos como en algunos relacionados con innovación docente. Y en nuestras conversaciones telefónicas me decías “date prisa, que me jubilo y no podré estar en tu cátedra”, porque ese era tu deseo para mí. Nuestra última conversación fue en estas fechas el año pasado, por fin pude anunciarte que me había acreditado. Tu alegría fue enorme y sincera, la de un gran hombre que quiso bendecirme con su amistad y que nunca pidió impuestos a cambio. Cariñosamente te llamaba “mi maestro” y me quedo con la imagen de esa sonrisa que mis palabras te producían, porque nuestras temáticas de investigación eran divergentes.
Tú siempre estarás aquí, en nuestros recuerdos, en nuestros corazones, porque fuiste un buen hombre con visión de futuro que supo invertir con su afecto en todos nosotros, tus muchos discípulos.
Descansa en paz, querido maestro.
Con mi mayor respeto, afecto y admiración,
Tu siempre alumna,
M.Carmen Fonseca